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• Coautor: G.Marcuerquiaga, arqu.
• Superfície: 450 m2
• Localización: Barcelona
• Fecha: 2014-2015
• Consultoría estructuras: Óscar Frago, arqu.
• Instalaciones: Delfi Mas Enginyeria
• Fotografía: José Hevia
• El objeto del proyecto es la rehabilitación y conversión de una planta de oficinas en un pequeño aparthotel de nueve apartamentos emplazado en una segunda planta de la derecha del barrio del Eixample. Dada la calidad de los espacios y de los acabados interiores del edificio original, una finca de finales del siglo XIX, la intervención se centra casi exclusivamente en retirar todos los elementos añadidos durante estos años de uso del edificio y devolver a sus estancias el aspecto y la dignidad original. Resolviendo, de ésta manera también, una de las premisas iniciales del encargo: atender a los nuevos usos mediante una estrategia de costes mínimos. Para ello se pone especial cuidado en disponer el nuevo programa sin alterar las estancias más nobles de la casa. El nuevo equipamiento necesario, la cocina y baño de cada uno de los apartamento, se plantean casi como grandes elementos de mobiliario que permiten seguir leyendo la configuración de los espacios originales. De esa forma, se consigue respetar y conservar los suelos y techos existentes y dotar a éstas nuevas piezas de una autonomía que permite entenderlas como un artefacto o incluso una microarquitectura que habita dentro del marco del antiguo edificio y que a su vez lo habilita para un nuevo uso. Los 9 módulos se diseñan a medida atendiendo a la especificidad de cada una de los 9 estudios surgidos del proyecto que redistribuye los nuevos espacios y usos -a modo de variaciones sobre un mismo tema-; se emplea para ello un solo material: un tablero contrachapado de ‘espruz’ de baja densidad. Éste tablero es utilizado habitualmente para el embalaje y transporte de maquinaria industrial. Surgen entonces 9 piezas compactas que aglutinan los servicios y aportan la necesaria escala doméstica. Unos módulos que en la mayoría de casos es preciso atravesar y que, casi como un juego, permiten experiencias espaciales cambiantes; igualmente se resuelve la recepción. La serie Stacked Hotel Room de Adam Dade y Sonya Hanney ejemplifica esta voluntad de diálogo entre el marco espacial y los nuevos módulos dotacionales que tienen en la estrategia de la compacidad su principal aliado para obtener la deseada autonomía. Un estudiado diseño de iluminación que combina la luz LED con algunas lámparas y el apliques se suma a la discreta propuesta cromática que utiliza el gris piedra como material uniformizador -para paredes, techos y todo el textil-; color sobre el que contrastan la calidez de la madera de espruz y el dibujo del pavimento de baldosa hidráulica ya existente -que se recupera mediante un proceso de pulido y encerado-. Por otro lado, se ha realizado un esfuerzo en dotar de una fuerte y reconocible identidad a la notable carga de instalaciones necesarias en un proyecto de este tipo. Un anillo formado por una bandeja de chapa ‘deployé' recorre todos los espacios comunes. Una plataforma suspendida que a la vez que ordena el imprescindible paso de conductos, dota de ritmo y complejidad a las zonas de circulación. Transformando las habitualmente ocultas tripas tecnológicas en un elemento cualificador y caracterizador del nuevo establecimiento.